A los pocos metros de empezar a pedalear, me encuentro a dos biciclistas, Jesus (el padre) y Alejandro (el hijo de 13 años) y decido ir con ellos. En el úlimo valle pincho en la reda delantera y tenemos que parar hasta arreglar la averia.
Buen ritmo, buena charla hasta que empieza la subida al Alto de Mostelares con rampas del 18% y espectacular la bajada que nos lleva a gran velocidad hasta Itero de la Vega, donde el padre decide que se quedaran a dormir allí. A Alex le gustaría continuar pero Jesus insiste que está agotado.